Átila da Silva para el CONTRA MANOS
Una de nuestras tendencias habituales es hacer las cosas con que nos relacionamos IGUALES a nosotros mismos.
O sea, personas, acontecimientos, conceptos y pre-conceptos, todo es siempre considerado e interpretado a partir de nuestro propio reflejo.
El punto de referencia para la interpretación del mundo - espiritual, emocional o material - somos nosotros mismos.
Por lo tanto, cuanto mayor la intimidad con algo o alguien, menor el respeto y la conciencia de su valor.
La dimensión de quién es el otro y que significa sigue siendo mimetizada por nosotros. Seria de esperarse un mimetismo con el medio ambiente, pero, en nuestro proceso habitual, impongamos el mimetismo a los demás, a la vida.
Esta realidad es una gran distracción en el camino de lo peregrino. De repente, el mira a su alrededor y se da cuenta de que todo se parece mucho a él, dándole la falsa idea de que el queda, en la inmensa mayoría de las veces, 100% correcto, no siendo necesario buscar una transformación urgente y continua para si, que ha alcanzado un nivel envidiable, donde su visión del mundo y su capacidad de análisis y interpretación, son casi las mismas de Cristo!
Cuando el peregrino deja de mirar a si mismo, de mirar cómo es y va conformando personas, conceptos, objetivos, las razones para ser, a su propia imagen y semejanza, luego se alejará de la caminada con el Maestro.
Seguirá caminando, pero perdido en su propio reflejo!
FUENTE
Imagen de Pablo Picasso in www.flickr.com.